#BordeandoRD: Día 5. Seguimos por toda la costa norte.

Este día en términos de ruta resultaría de relativa facilidad. Los pequeños preguntaban que cuantos días faltaban para terminar el recorrido. Llegamos a pensar que se estaban cansando, y resultó todo lo contrario: “¡Ay, sólo quedan 4 días…yo no quiero que se acabe!”. Eso nos ratificó mucho lo bien que la estaban pasando.

Empezamos por hacer una visita corta a Playa Grande en Luperón. Aquí aprovechamos para hacer unas cuantas fotos. Desde que nos desmontamos, los niños ya se estaban preparando para entrar al agua, pero les dijimos que nos bañaríamos en Playa Diamante; este era uno de los lugares más esperados por ellos.

En Playa Cabarete coincidimos con el Clásico de Windsurf, Kitesurf y Surf que se celebra todos los años. Hace tiempo que no íbamos a Cabarete. Fue traer del pasado una cantidad de recuerdos de nuestra época de winsurfistas. Cabarete fue un refugio para nosotros por muchos años. Obviamente le hicimos estas historias a los niños.

Más tarde, al llegar a Cabrera, la primera parada era Playa Diamante. Y nos encontramos con una realidad que nos imposibilitó disfrutar del lugar: el sargazo. La playa totalmente inaccesible y los pequeños chinchorros de comida, apenas abiertos, pero sin ninguna clientela. Lo primero fue explicarles a los niños y ayudarlos a superar la frustración. Les explicamos también que, así como para nosotros es una mala noticia, para esos pequeños chinchorros, es mucho peor, ya que les dificulta poder llevar el sustento a sus familias. Nuestra hija mayor quiso columpiarse a pesar del sargazo sobre la playa. Su gran interés nos hizo acompañarla, y complacerla. Así lo hizo. Le ilusionaba mucho columpiarse sobre aquella playa que recordaba con tanto entusiasmo. El varón aprovechó el tiempo para subirse a un viejo barco que estaba a orillas de la playa.

Decidimos irnos a nuestro próximo lugar de interés, Blue Lake. El baño allí fue sumamente revitalizante y de una forma u otra, nos hizo superar casi por completo el tema del sargazo en Playa Diamante.

Mientras caía la noche, nos fuimos a caminar por el malecón del pueblo, nos hicimos unas fotos chulísimas con las letras del pueblo instaladas por el ayuntamiento. Y después nos comimos la mejor pizza y la mejor pasta de todo Cabrera en el Restaurante La Rotonda, justo al final del malecón. Casi viajamos a Italia, es lo único que podemos de decir.