Casi sin temor a equivocarnos, este fue el día más duro de toda la travesía. Además de que fueron muchos kilómetros recorridos, en el tramo Barahona – San Juan de la Maguana, nos encontramos con la carretera cerrada por una huelga espontánea, lo que nos ocasionó un retraso en la ruta y tener que armar un plan B para poder continuar nuestro plan. Tuvimos que devolvernos hasta Barahona, luego llegar hasta el 15 de Azua, para poder direccionarnos hasta San Juan de la Maguana (este retraso resultó en 250 kilómetros adicionales y cerca de 3 horas perdidas).
De esta forma podíamos retomar nuestra ruta hacia las Matas de Farfán, continuando nuestro paso por Pedro Santana. En este punto era obligatorio detenernos en la Fortaleza del Ejército para que nos otorgaran el permiso para recorrer la Carretera Internacional. Ese permiso se entrega a guardias justo antes de cruzar el Río Artibonito (ese que escuchamos cuando aprendíamos historia en nuestra época de colegio).
Sobre la Carretera Internacional teníamos muchas interrogantes, y además de que a pesar de investigar mucho, casi nadie la había transitado, y quienes nos orientaban nos decían que mejor nos vayamos por otra ruta, y más si íbamos con niños pequeños. Que era peligroso, que estaba en muy mal estado, además de que lo que veríamos allí en términos de pobreza extrema, sería muy impactante para todos, en especial para los niños. Hoy día podemos decir que en ningún momento sentimos peligro de delincuencia durante nuestro paso por la Carretera Internacional, no obstante no nos adelantaron sobre los precipicios que vimos en gran parte del trayecto.
Por otro lado, es verdad que la carretera está en mal estado, pero para cualquier vehículo alto no representa ningún problema. Lo más cierto que nos alertaron, era sobre aquel nivel de pobreza. Los niños corren al lado de los pocos carros que transitan por allí en busca de ser beneficiados con alguna limosna. La verdad es penoso, y fue impactante para los niños. No obstante, es importante que vean que la vida no es igual para muchos, y que hay quienes viven marginados. También que para algunos es normal tener zapatos, y para otros, quizás no conocen otra cosa que no sea caminar descalzo.
Algo que nos llamó la atención fue ver durante el trayecto, aquellas pequeñas casas de madera, con un panel solar en el techo, como su fuente de energía. Además, ver los contrastes en cuanto a montañas con un verdor intenso, pero también ver montañas completamente secas.
Ya superado el tramo de la Carretera Internacional, continuamos nuestra ruta hasta pasar por Restauración, y luego llegar hasta donde nos esperaban con un almuerzo preparado para nosotros (que vale mencionar que llegamos casi para cenar), una familia amiga de Loma de Cabrera, que poco a poco ha ido desarrollando un pequeño proyecto ecoturístico de unas 4 habitaciones. La comida, el dulce de leche con coco, pero sobre todo, la calidez humana con que nos recibieron, hacen que pronto queramos volver. Nuestra visita en Loma de Cabrera incluía conocer Capotillo, pero por el imprevisto en la ruta temprano en el día, no logramos llegar a tiempo.
Por el día de hoy nos quedaba el tramo Loma de Cabrera – Montecristi. Ese pueblo donde se encuentra El Morro y su bello malecón, dueño de uno de los mejores atardeceres en la costa norte de nuestro país.
RUTA | LUGARES VISITADOS |
Barahona – Loma de Cabrera. | Loma de Cabrera |
ALMUERZOS | ALOJAMIENTO |
Desayuno: Incluído en el hotel (Barahona). | Hotel El Cayito (Montecristi). |